¿Quién soy?
En las terapias enmarcadas en una epistemología constructivista, se pone como especial objeto de atención a lo que se denomina sí-mismo. Este se definiría como una construcción narrativa sobre lo que se cree saber de sí, armando un relato entre lo autopercibido y lo recibido del resto o la experiencia.
Se explica con distintas características:
Múltiple y fluido: No existe un único "sí mismo" verdadero, sino múltiples facetas o "yoes" que se manifiestan en diferentes contextos y relaciones. Estos "yoes" pueden ser coherentes o contradictorios entre sí, y están sujetos a cambios a lo largo del tiempo.
Construido socialmente: El "sí mismo" se desarrolla y se define a través de las interacciones con los demás, la cultura y el lenguaje. Las historias que contamos sobre nosotros mismos y las que otros nos cuentan contribuyen a dar forma a nuestra identidad.
Influenciado por el lenguaje: El lenguaje que utilizamos para describirnos a nosotros mismos y a nuestras experiencias tiene un papel fundamental en la construcción de nuestro "sí mismo". Las palabras que elegimos pueden limitar o expandir nuestras posibilidades de ser y actuar.
Abierto al cambio: Dado que el "sí mismo" es un proceso dinámico, siempre existe la posibilidad de transformación y crecimiento. La terapia constructivista busca facilitar este cambio ayudando a las personas a explorar nuevas narrativas y perspectivas sobre sí mismas.
El malestar psicológico subjetivo se aloja en los espacios que surgen cuando la narrativa del sí mismo y lo que nos pasa se discontinúan. Por ejemplo, si me defino como una persona tranquila y últimamente he tenido ataques de ira.
Cuando el conjunto de narrativas y patrones identitarios se vuelve rígido y no logra adaptarse a los contextos, surgen los denominados trastornos de personalidad.
"Eres el dueño de tu vida y tus emociones, nunca lo olvides. Para bien y para mal"
Antoine de Saint-Exupéry